Hay sectores de la actividad empresarial que practican lo que hemos denominado “Endogamia corporativa”.
Estructuras directivas y comerciales que siempre se desarrollan con la incorporación de miembros y procesos basados en las prácticas de una industria concreta, o de marcas competidoras del mismo sector.
Teniendo muchas ventajas y aspectos positivos, esta endogamia lleva muchas veces a un paralelismo sectorial, poco diferenciador y pobre en innovación.

La evolución de los productos y los desarrollos técnicos de alta innovación, no se acompañan siempre del cambio en los procesos comerciales de una Red, ni en el planteamiento de ofertas y propuestas al cliente.
En un entorno en el que los productos son cada vez más parecidos y la innovación es escandalosamente efímera, no deben de trabajarse únicamente argumentarios técnicos, o enfocados sólo al producto o servicio.
La capacidad de generar emociones en el cliente, y conocer su estilo de vida, es lo que marca en infinidad de ocasiones la diferencia de una venta de éxito.

Que el comercial sepa cómo evolucionar y orientarse al cliente, es lo que produce la transformación en la relación con el mismo, y lo que convierte el conocimiento en confianza.